¡Hola niños!: como os prometí os dejo aquí unas imágenes del animalito que protagoniza este bonito cuento de la India.También os dejo el cuento por si queréis leerlo otra vez.
LA MANGOSTA
Érase una vez una familia que vivía en el bosque, el padre, un
joven leñador, salía todas las mañanas de su casa para trabajar y no regresaba
hasta que se ponía el Sol.
La mujer se
quedaba en la casa) preparando la comida y realizando otros quehaceres,
dedicada especialmente al cuidado de su niño querido.
A cada
instante, la madre abandonaba lo que estaba haciendo para ir a ver al pequeño
que dormía en la cuna.
- Son tantos
los animales del bosque que me preocupa dejarlo solo en la cabaña - pensaba la
madre; pero cuando tenía que alejarse del hogar para llenar sus cántaros con
agua del río, el niño se quedaba solo.
¡En medio
del bosque!, ¡solo!, pero... no tan solo. Había una mangosta que los
acompañaba, amiga de la casa. El animalito los miraba con ojos buenos de
cariño.
Un día en
que la madre había salido con su cántaro al río, iba pensando por el camino: -
¿La mangosta será de fiar? ¿Y si se enfada y ataca al niño? ¿Qué podría hacer
el pequeñín indefenso ante el animal? -y la pobre madre temblaba sólo de
pensarlo.
En ese
momento, la mangosta se encontraba durmiendo en un rincón, abriendo de vez en
cuando uno de sus ojitos, vigilante...
De repente,
un ruido la despertó. Allí observó que por un agujero, entre las maderas de la
cabaña, se arrastraba una gran serpiente que se acercaba amenazadoramente hacia
la cuna.
¡Qué peligro
para el bebé! Entonces, la mangosta se puso delante para defender al niño,
luchando terriblemente con la serpiente, siendo sacudida una y otra vez. A
pesar de los golpes, no la dejaba pasar hacia donde estaba el niño.
Aprovechando
un descuido, la mangosta se lanzó sobre la serpiente, atacándola valientemente,
logrando así darle muerte.
Qué contento
se sintió el animalito al salir a la puerta a esperar a la madre para recibir
de ella las caricias, en agradecimiento por el cuidado brindado a su pequeño.
Pero cuando
la mujer la vio sucia y llena de sangre, pensó lo peor y le tiró uno de los
cántaros que llevaba, dejándola casi moribunda. Corrió hacia la cuna como loca
y sorprendida, vio a su hijo durmiendo feliz y a la serpiente muerta a sus
pies.
Tan grande
fue su arrepentimiento por el mal trato que había dado a la mangosta, que salió
a buscarla para darle las gracias.
Hallándola
malherida, la tomó en sus brazos y le dio tiernos cuidados, adoptándola como un
miembro más de la familia.
Leyenda
India.